El amor romántico, ¿mito o realidad?
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Hablar de amor nos sitúa en un terreno peligroso pues, a ciencia cierta, ¿alguien sabe lo que es el amor? Y sin embargo son muchos los que se atreven a dar una definición del mismo basándose (¿sin duda?) en su propia experiencia. Quienes hablan de amor en la mayoría de los casos solo lo conciben de una manera que se ajusta a su manera de pensar. De boca de “El posesivo” encontraremos afirmaciones como “Para mí no existe el amor sin celos”; y por el contrario, aquellos que tienen la libertad como valor fundamental, no dudarán en afirmar que “el amor que te ata a otro no es amor”. ¿Y a quién le podemos dar la razón de los dos? A los dos, y a todo a aquel que se atreva a dar su definición sobre el amor. Porque estarán expresando su manera de vivirlo, de sentirlo, de conceptualizarlo; y, como individuos sexuados y únicos que somos no podría ser de otra forma el concebir que existan tantas definiciones del amor como individuos existan.
Dando un paso más allá, ¿de qué habla la sociedad cuando nos referimos al amor romántico? Este término suele referirse a las primeras fases del enamoramiento, del conocimiento más íntimo; a cuando nos ocupamos de mostrar más nuestro lado bueno, conquistador y detallista. Los psicólogos sociales hablan del amor romántico como aquel compuesto por intimidad y pasión, es decir, el que destaca en las parejas unidas emocional y físicamente, exento de compromiso; o bien como conjunción entre eros y ágape, es decir, el equilibrio entre la atracción física y un amor incondicional y reflexivo en el que el amante tiene en cuenta solo el bien del ser amado. Teoría probablemente heredada del modelo Burgués-tradicional (finales del S. XIX – mediados del S.XX) donde se valoriza a la figura del hombre como portador de deseo y conquistador (Don Juan) y a la mujer asexuada y que debe ser conquistada.
Lo que sí sabemos es que el amor va unido a una serie de emociones, no siempre positivas, y provoca ciertos sentimientos. Quienes dicen haberlo conocido, refieren diferentes sensaciones tales como frecuentes cambios en el estado de ánimo (alegría al estar cerca de la persona amada, tristeza cuando se abandona), ilusión, sorpresa, esperanza en torno a la relación, celos (saludables o no)… frente a la ira, la desconfianza, los sentimientos de soledad ante la ruptura y la desesperanza al pensar en lo que podría haber sido… entre otras. Como ya he expresado anteriormente, al entender que el amor puede ser de mil maneras, consecuentemente se entiende que no se tienen por qué sentir todo lo relatado en relación a los sentimientos y emociones.
Situándonos en otro plano, también podemos hablar del amor romántico como mito. El ideal romántico de nuestra cultura ofrece un modelo de conducta amorosa que estipula lo que “de verdad” significa enamorarse y qué sentimientos han de sentirse, cómo, cuándo, y con quién sí y con quién no. Es este componente cultural, descriptivo y normativo, el causante de que se desarrollen creencias e imágenes idealizadas en torno al amor que en numerosas ocasiones dificulta el establecimiento de relaciones sanas y provoca la aceptación, normalización, justificación o tolerancia de comportamientos claramente abusivos y ofensivos. Desde el proyecto de investigación “Detecta 2011” hablan de 19 mitos* clasificados en cuatro grupos:
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*En el presente trabajo se asume el término mito como “creencia basada en ideales”, nunca como una “falsa creencia”, definición errónea pero enormemente extendida entre la sociedad.
La asunción de los mismos supone un verdadero factor de riesgo para éxito de las parejas y la felicidad de cada uno de sus miembros. Pero, ¿qué es lo que nos están vendiendo desde medios tan potentes como el cine, la televisión, la literatura o la publicidad? No deja de hablarse del amor como un ideal que debemos buscar sin detenernos, de amor como algo que va a completarnos sin el cual no podremos ser felices, de amor como aquello que debes sentir para ser normal en esta sociedad. Analizando frases de películas como Crepúsculo, encontramos como destacada por una joven la siguiente: “... Siendo la persona que estuviese matándote, alguien a quien amaras, no tendrías más opción que seguir. ¿Cómo podrías correr, cómo podrías luchar, cuando al hacerlo lastimarías a tu amado? Si tu vida fuera todo lo que tuvieras que darle a tu amado, ¿Cómo podrías negársela? ¿Si fuera alguien a quien realmente amaras?”… Sin entrar a debatir sobre la violencia de género, si esta idea resulta aceptada por gran parte de la sociedad ¿damos por válidas y justificadas determinadas conductas solo por amor? Como escuché una vez en una canción de rap, ¿es cierto que el amor amordaza?
Deberías, deberías, tengo que, sin amor no soy nada… no hacemos más que hablar de creencias irracionales que nos llevan a una conceptualización ideal, a la búsqueda de algo que difícilmente encontraremos: la pareja perfecta; a la creación de prototipos. En consecuencia, nos llevamos al plano de la racionalización lo que está situado en el plano emocional. Queremos darle explicación a lo que muchas veces no lo tiene. En definitiva, ¿estamos sobrevalorando tanto el amor romántico, si existe, de manera que al final hemos acabado con él?